El segundo semestre de 2016 estará colmado de manifestaciones y jornadas de protesta por todo el país. Movilizaciones que serán la antesala del paro nacional previsto para el mes de octubre, con el cual las organizaciones sociales pretenden enfrentar la inminencia de la reforma tributaria. Sumado a esto las intenciones del alcalde Peñalosa en vender la ETB y el listado de empresas estatales para enajenar que presentó el Ministro de Hacienda, Ecopetrol entre ellas.
En Bogotá, la sede sur de la Asociación Distrital de Educadores –ADE– abrió sus puertas, durante el 8 y 9 de julio, a los centenares de delegados y activistas sindicales, sociales y políticos* que respondieron al llamado para realizar un nuevo Encuentro nacional de organizaciones sindicales, sociales y políticas.
El motivo de esta nueva cita: la crisis política, social, ambiental y económica que agudiza la problemática de los sectores populares en Colombia, así como una agenda legislativa impositiva que anuncia para los próximos meses el trámite y aprobación de las reformas tributaria, laboral, pensional, educativa y de salud entre otras, para ahondar la agenda del gobierno Santos a favor de empresarios nacionales e internacionales, políticas que incrementarán la exclusión y la pobreza.
Como su filosofía lo sustenta, el Encuentro surge de la necesidad de avanzar en un espacio para la articulación de la protesta popular en todo el territorio nacional, así como en espacios regionales o locales, todo ello en la perspectiva de ambientar y crear condiciones para el paro nacional. El plan de acción aprobado, resume el proceso y la meta.
Sí a la paz con justicia Social
Articulado al proceso adelantado desde la movilización nacional del 17 de marzo de este año, los delegados –distribuidos en comisiones de trabajo– socializaron y discutieron el pliego nacional de peticiones presentado al presidente Santos en tal fecha. El resultado fue la modificación de algunos puntos y la profundización de otros para que incluyeran a los sectores que, inconformes con el documento, demandaban ampliar los 15 puntos de tal pliego.
Así, en la sesión plenaria del sábado 9, los comités de sindicatos, pensionados, agrario –incluyendo minería–, ambientalistas, estudiantes, comunales y problemática urbana, servicios públicos –transporte, sistema general de participaciones (educación, salud, agua potable y saneamiento básico) y planes de acción nacional y regionales, desarrollaron un panel sobre paz y coyuntura política.
La discusión, desarrollada sin mucha profundidad, permitió visualizar identidades y diferencias en el análisis que del país realizaron las diferentes organizaciones sociales que llegaron a este Encuentro.
Así, por ejemplo, la paz es un propósito afín a todos los sectores y organizaciones participantes, lo que también afloró en las relatorías entregadas por las comisiones, de ahí que la premisa más popular fuera “Sí a la paz con justicia social”. En torno a esta premisa se formularon inquietudes relacionadas con las movilizaciones en lo que va del año, que hacen más que evidentes los problemas de fondo en lo que respecta a la distribución de la tierra, de la riqueza y el acceso por parte de la población más pobre a los derechos básicos constitucionales.
La reforma tributaria que se avecina, la ley Zidres, la reforma laboral, de educación, salud y el nuevo Código Nacional de Policía, auguran un contexto de pos-acuerdo plagado de inequidades e injusticias sociales, mucho más profundas. En un país sin el enemigo tradicional que representaron las Farc por más de 50 años, saldrá a la luz la verdadera causa del hambre, de la pobreza, de la ignorancia, de la injusticia, de la concentración de la riqueza, etcétera, todos ellos, y otros más, flagelos protuberantes de nuestra sociedad.
La maquinaria política de la actual administración, que se acomoda perfectamente a los requerimientos del capital gringo, europeo, chino, entre otros, incrementará el número de pobres en el país, sin importar que el Presidente manipule los límites de la línea de pobreza. Colombia será, por fin, una dictadura civil concertada por todos y todas a cambio de subsistir, pagando con silencio el derecho a vivir.
Pobreza democrática y precariedad para todos
Una de las problemáticas centrales que caracterizó las discusiones del Encuentro fue la cuestión del campo, abordada desde la tenencia de la tierra, la reparación y restitución a las víctimas de desplazamiento y los TLC. Este último tema concentra todas las preocupaciones de las y los campesinos y trabajadores/as agropecuarios, pues los tratados de libre comercio propician la importación de alimentos libres de aranceles, al tiempo que permiten la apropiación de la tierra por parte de las empresas multinacionales, lo que terminará por sumir en la total pobreza y marginalidad a quienes habitan el campo.
“La profundización del modelo de TLC, el aumento de las importaciones de alimentos, el alza constante de los insumos necesarios para la producción agropecuaria, la negativa del Gobierno Nacional a quitar las deudas de los productores, la insistencia en privilegiar la mega minería, sobre la producción agrícola, la aprobación de la ley de ZIDRES que niega el acceso a la tierra a los trabajadores agrarios y campesinos que no la poseen, para entregársela a grandes monopolios del agro-negocio, tanto nacionales como extranjeros, y la negación de cumplir lo acordado con las diferentes organizaciones Dignidad Agropecuaria de Colombia y Cumbre Agraria, nos lleva a expresarle al país nuestra disposición de participar en la preparación y realización de un Paro Cívico Nacional que enfrente las políticas económicas y sociales del gobierno de Santos”1.
Como si fuera poco, los mineros continúan, sin tregua, perseguidos por el Gobierno y las multinacionales mineras. Para ello, para legitimar su proceder, no cesan las campañas mediáticas de criminalización y desprestigio de su tradicional actividad económica, y de arrasamiento y desplazamiento de los territorios donde ancestralmente han tenido presencia y han contribuido al desarrollo económico y social de las regiones.
El acceso digno a trabajo, salud, vivienda, alimentación, así como educación, también ocupan un espacio fundamental en el actual devenir social y político. El aumento de la informalidad laboral, y el desempleo sin solución real, el sistema de salud cada día más precario, la persistencia de la pobreza extrema, la deficiente calidad de la educación, así como los problemas que afectan a este gremio, desencadenan múltiples movilizaciones en el territorio nacional.
“El magisterio, liderado por FECODE, realizó un paro nacional el primero de junio con ostentosas movilizaciones en todo el país; la fuerza del Magisterio logró sentar al gobierno modificando determinaciones unilaterales que el Ministerio de Educación había expedido en contravía a lo acordado en el paro de mayo del año pasado. Los camioneros en paro, que quieren soluciones concretas y rechazan las acostumbradas e incumplidas promesas del gobierno nacional. Esas son las reivindicaciones y luchas que animan y motivan nuestras justas peticiones”2.
Los resultados de la resistencia están por verse. Pese a las jornadas de lucha desatadas, las problemáticas sociales persisten, e incluso se agudizan. La lección es clara: falta fuerza, hay que profundizar la presencia y la coordinación social. Solo así, luchas como las del pasado 17 de marzo, rendirán frutos inmediatos. Al no ser de tal tamaño, el Gobierno siente que cuenta con espacio para profundizar su política antisocial. Pero no sólo esto, también valora que cuenta con espacio para privatizar los pocos bienes públicos que conserva el país, así como mantener la salud como un servicio a cargo de particulares; la educación pública –entre ella la universitaria– sin recibir los dineros que requiere para funcionar sin contratiempos y con calidad, transformadas en muchos casos en un simple negocio, permitiendo que grandes segmentos de la juventud pasen sus mejores años sumidos en la ignorancia y el conformismo.
El Encuentro, como parte de esta realidad, retomó la grave situación en que entró la capital del país:
“En Bogotá, capital de la república y centro urbano de mayor concentración, la aplicación del modelo neoliberal con Enrique Peñalosa tiene los rasgos de un arrasamiento total contra el patrimonio público, el empleo y los derechos sociales de la población. Es un modelo de ciudad para los ricos y el negocio y contra los derechos ambientales; modelo que cada día recala más rechazo e indignación de la ciudadanía”3.
Denunció, de igual manera, que el gobierno nacional no tiene voluntad política para negociar las exigencias de los sectores sociales, y mucho menos para solucionar sus necesidades.
“En consecuencia hace un llamado a la población a preparar el paro nacional para el mes de octubre; seguro que alrededor del pliego de peticiones de 15 puntos se concretarán todos los sectores económicos y sociales que buscamos la conjunción de una nación con plena soberanía económica y política que permita el desarrollo de nuestra producción nacional y el goce de un bienestar que cobije a la inmensa mayoría de los colombianos […]. Desde las veredas, pueblos, municipios y capitales de Colombia se adelantará toda la elaboración del Paro Cívico Nacional, empezando por difundir en todos los rincones el contenido del Pliego Nacional, conformando comités de paro a todo nivel y preparar las grandes movilizaciones que, abanderadas por las razones expuestas, derroten las pretensiones antinacionales y antipopulares del gobierno”4.
Plan de acción
Terminada la sesión del 9 de julio, los delegados y demás presentes acordaron la convocatoria para el paro nacional. Para lo cual decidieron reactivar, reorganizar y operar los comandos regionales y los comités locales, para así conocer el estado de ánimo de los colombianos. Coordinar jornadas de movilización y de propaganda y mantener un enlace continuo con las iniciativas locales, regionales y nacionales para lograr la inclusión de sus exigencias en los puntos por negociar con el Gobierno.
La búsqueda de nuevas organizaciones para que se vinculen a la preparación e impulso de esta jornada, y la más amplia convocatoria de la ciudadanía, para lo cual la difusión del pliego de los 15 puntos, base de la protesta del pasado 17 de marzo, se torna en fundamental. El pliego debe extender raíces locales y regionales, particularizándose de acuerdo a tales realidades.
Por último, dieron luz verde para que los distintos sectores convoquen jornadas previas de movilización que sirvan como preparación del paro nacional, según acuerdo de los comandos regionales y de comités locales, para así acumular fuerzas.
* El encuentro contó con la participación de 600 representantes de las centrales obreras; Central Unitaria de Trabajadores CUT, la Confederación General de Trabajadores CGT, la Confederación de Trabajadores de Colombia CTC, la Confederación de Pensionados de Colombia CPC y la Confederación Democrática de Pensionados CDP, representantes del agro; Dignidad Agropecuaria Colombiana y la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular, la Cruzada Nacional por la Dignidad Camionera, el sindicato de Juntas de Acción Comunal y E24 y las representaciones del movimiento estudiantil.
1 Declaración Política del Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales y Sindicales
2 Ibídem.
3 Ibídem.
4 Ibídem.
El sindicalismo no ve como pares a los jóvenes
desdaebajo (da) conversó con Brian Rojas (BR), integrante del Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo (Modep), y asistente a este Encuentro. En la conversación se tocaron temas referentes a las disidencias que dejó el Encuentro y a la labor pendiente de las organizaciones asistentes al mismo, de cara a la realización del paro. Aquí apartes de algunas de sus opiniones:
da. Luego de la socialización de la declaración política del Encuentro, algunos asistentes, usted entre ellos, expresaron su inconformidad con las conclusiones y con la forma en la que se aprobó la declaración. ¿Por qué está inconformidad? ¿Cuáles pueden ser algunas de las razones que expliquen por qué los movimientos sociales, y las organizaciones políticas de izquierda, no logran sus propósitos?
BR. Las formas en las que la izquierda tradicional desarrolla la política, la manera como burocratizó la participación en la toma de decisiones, todo esto es grave. Tenemos personas que llevan 20 o 30 años viviendo del sindicalismo, lo que permite que el clientelismo tome forma dentro de los sindicatos y, en consecuencia, provoca que este sector social no sea la fuerza que represente, efectivamente, a los trabajadores.
En general, las organizaciones que se oponen, no sólo a un gobierno en particular sino a un modelo de fondo que propicia la desigualdad y la inequidad, carecen, hoy por hoy, de un ejercicio horizontal en las relaciones de poder. Poco difieren del sistema –democrático– de las mayorías, y permanecen alejadas de un proyecto incluyente que no difiera sesgos políticos, sino que concuerde en un propósito común: un país en paz con justicia social.
Estas burocracias se han anquilosado en ciertas direcciones; hay compañeros que llevan muchísimos años en esto y no ven como pares a los jóvenes que venimos en diferentes procesos de resistencia.
da. Más allá de las contradicciones, este evento era necesario, ¿se logró un acuerdo entre las organizaciones?
BR. El Encuentro obedece a la oleada de movilizaciones y paros en los diferentes territorios y sectores populares, razón más que suficiente para generalizar el sentimiento de malestar en las clases medias y bajas del país.
da. ¿Por qué se dilató la discusión de la fecha del paro?, ¿por qué alegaban que aún no había certeza para la acogida de un paro nacional?
BR. Si usted tiene 8 paros en un semestre, no me venga a decir que no hay la condición para un paro nacional; la gente está ahí y ya no se aguanta. Esto es claro, pero también lo debe ser que este debe ser un paro para la gente, no para las organizaciones […]. Así las organizaciones sociales y políticas no nos pongamos de acuerdo, la gente va a seguir peleando […] y va a salir a pelear por sus derechos. Llegará el momento en que el Gobierno no pueda responderle a todo el mundo; le va a prometer plata a los camioneros, a los indígenas, hasta que llegue el momento en que la crisis económica no le permita ni siquiera esos paños de agua tibia.
Todos esos factores configuran un nuevo momento político […] por lo que el paro debe servir para potenciar la confluencia de todas las luchas en un solo escenario, para así detener el modelo, intentar de alguna manera frenarlo.
da. ¿Por qué se desgasta la figura del paro, y de paso el discurso de la izquierda?
BR. Es preciso optar por nuevas alternativas para pensarnos este país. El modelo que está no sirve, no funciona. No hay reformas que modifiquen la situación por la que atravesamos, no sólo en Colombia […]. Creemos que hay que resolver los problemas históricos que tiene el país: el modelo educativo, el sistema de salud –que prevenga y no corrija–, el sistema laboral que entienda el trabajo como un derecho…
¿Quién hace la revolución en un país?, es importante pensar en las personas que padecen el modelo, para la articulación de una movilización y, sobre todo, para la organización de un paro nacional. Muchos coincidimos en que hay que hacer una revolución en este país, el problema es que las organizaciones creen que son ellas las que la van a hacer, cuando la realidad es que la revolución la hacen los pueblos.
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