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Nuevos movimientos sociales, tecnología y acción informativa

Nuevos movimientos sociales, tecnología y acción informativa

En la edición de noviembre de 2016, en el artículo titulado “En ciencia y conocimiento. Principales retos que enfrenta la humanidad”, planteamos que con los avances en la tecnología de la información han ganado espacio los controles de los estados, el espionaje a todos los niveles es pan de cada día. Intimidan. Pese a ello, los nuevos-nuevos movimientos sociales han aprendido a sortear esta realidad, los más novedosos entre ellos participan de los procesos de liberación de información y con base en información. En este nuevo artículo nos adentramos un poco en las particularidades de lo que sucede ante nuestros ojos: las relaciones entre tecnología y política.

 

El mundo de los datos invadió la vida de los individuos, llenándolos de información antes imprevista, o bien transformando para siempre sus vidas. Tras ella, y favorecida por la tecnología que portan los teléfonos inteligentes, y todo tipo de computadoras, se potenció el ojo vigilante de los estados –espionaje–, el que también corre por cuenta de las grandes empresas que ahora poseen el registro de cada uno de sus clientes, con todos sus perfiles sicológicos. Facebook, Google, Twitter, y otras empresas potentes del sector, colaboran a ello, actuando como una esponja de la NSA. El verdadero cerebro del control de internet es la National Security Agency.

 

De esta manera, la intimidad parece un concepto arcaico, de antes de la era de los datos. De antes de la inteligencia y de la vida artificial, de antes de la robótica en cualquiera de sus manifestaciones. De cuando apenas había computadores, así, y antes de los clusters y los hubs informáticos. En fin, de antes de cuando grandes empresas y el propio Estado descubrieran y decidieran hacer uso de la computación y las bases de datos colosales.

 

De esta forma y como efecto de esta realidad, los individuos están convertidos en conjuntos de datos, los cuales no pesan absolutamente nada, son acumulables y compartibles con facilidad, y cuyos fines no son generalmente públicos. Gracias a las grandes bases de datos, cada quien es objeto de perfiles de todo tipo que suelen ser analizados por psicólogos, expertos en computación, analistas, ingenieros, expertos militares, estrategas y otros campos afines y próximos. La conquista de Roma, de la división entre el derecho privado y el derecho público ha desaparecido por la puerta de atrás. Todos somos hoy virtualmente públicos.

 

Hay ocupaciones en las que es inevitable ser públicos; esto es, que buena parte de la información esté disponible a la luz de cualquiera. Los profesores, por ejemplo. O los periodistas y hasta los médicos, por ejemplo. Basta con cruzar diferentes bases de datos –por ejemplo, WhatsApp, Facebook, Google y otros– sencillamente con minería de datos, o bien con otros procedimientos más sofisticados y se obtendrá la información que virtualmente se desee sobre alguien. Nadie parece escapar de este destino.

 

Los grandes datos

 

El crecimiento de los datos, y por tanto, de la información, es un fenómeno sin igual, jamás visto antes en la historia de la humanidad. Literalmente, a través de los teléfonos inteligentes, los computadores personales, las cámaras, los diferentes programas de software, diariamente se crean 2.5 exabytes de información; esto es, 2,5 x 1018 datos por día. Una cantidad impresionante. Correspondientemente, se desarrollan grandes bases de datos, expertos en el campo y nace un nuevo campo en la ciencia, con muchas extensiones que permite gestionar, interpretar, manejar, predecir, etcétera, esos conjuntos de datos. La propia ciencia cambió de manera drástica, y con ella, el mundo entero.

 

Cabe distinguir cuatro clases de ciencia, así:

 

  • Inductiva o empírica
  • Deductiva o racional
  • Computacional
  • Basada en grandes conjuntos de datos

 

Las dos primeras formas corresponden a la ciencia clásica o de la modernidad. A su par se hablaba de dos métodos científicos: el empírico o inductivo, y el deductivo. Y en ocasiones se habló de métodos mixtos, que son la combinación de ambos. Esta es la ciencia de los siglos XVI al XX.

 

Con el tiempo llegamos a un tercer método. La ciencia computacional es ciencia que trabaja por modelamiento y simulación. La importancia de los códigos y de la programación es determinante. Se habla entonces, equivalentemente, de un tercer método, que es justamente el modelamiento y la simulación. Cabe decir, de manera puntual que los sistemas clásicos, simples y lineales pueden modelarse; pero sólo los sistemas complejos pueden ser simulados. Esta es la ciencia de punta que abarca desde 1980 hasta la fecha.

 

Finalmente, la ciencia basada en datos, es aquella que recurre a programas como Python o R, para, sobre la base de la minería de datos, manejar los conjuntos impresionantes de datos disponibles en cada momento. No existe, en absoluto, ninguna clase de ciencia de punta hoy que no esté implicada o bien que no atraviese por la ciencia de grandes datos (big-data cience). Esta es la ciencia de los años 2000 hasta el presente.

 

El manejo de las grandes bases de datos requiere programas de procesamiento en paralelo que corren a través de decenas, cientos y hasta miles de servidores en simultáneo. Mientras que en la escala cotidiana de los países desarrollados, puede decirse que existe casi un computador por persona (grosso modo; sin ser exactos), en la misma escala, a nivel médico, militar, financiero o científico se trabaja con decenas de decenas de servidores en paralelo, y al unísono.

 

La división digital

 

Este panorama no es plano ni lineal. La verdad es que existe en el mundo una profunda división digital, que implica inequidades de tipo económico, educativo y social. La principal inequidad en el mundo actual no es exactamente la del ingreso per cápita, sino la del acceso a la información per cápita.

 

Así las cosas, es evidente que existe una correlación muy fuerte entre quienes producen y/o manejan grandes bases de datos, y quienes no logran hacerlo. Económica, política y socialmente existen fuertes correlaciones al respecto. El poder aparece hoy por hoy cada vez más centrado en el manejo de grandes bases de datos, y por tanto, en el acceso a y el trabajo con ellas.

 

Con una observación puntual: hoy por hoy nadie tiene problemas con las bases de datos. Literalmente, las (grandes) bases de datos se compran, se alquilan, se roban, se permutan. Lo determinante es su manejo. Existe un amplio y muy fuerte mercado abierto –y clandestino– de bases de datos. Acceder a él es solo cuestión de contactos y dinero. Punto.

 

Existe, es inocultable, una evidente brecha en el acceso y uso de la Internet y de todas sus potencialidades, de lo cual toma forma la división digital, la que hace referencia al uso de internet, al número de computadores por cada cien habitantes, a la velocidad de navegabilidad, a la capacidad de procesamiento de los computadores, en fin, el libre acceso a la internet. Mientras existen países que han declarado ya el uso de internet como un derecho fundamental –análogo a la educación, al aire o al agua–, en muchos países cada quien debe pagar por tener acceso a una cuenta propia, en algunos lugares se debate acerca de la extensión del Wifi, y en algunas ciudades se implanta el Wimax (internet gratuito a gran escala).

 

De ahí que ya no sea suficiente, como en el esquema marxista tradicional, con referirse a los medios de producción para establecer las relaciones entre las clases sociales, pues existen hoy por hoy, a nivel sociológico tres clases de sociedades, y correspondientemente tres clases de economías:

 

  • La sociedad de la información, cuya base material es la economía basada en la información
  • La sociedad del conocimiento, cuya base material es la economía basada en el conocimiento
  • La sociedad de redes, cuya base material son los tejidos informacionales, computacionales y de datos disponibles en una sociedad

 

La era digital comienza, de manera puntual, en el año 2002, y entonces los tres tipos de sociedades mencionadas se entrelazan en tres etapas fuertemente entrelazadas que determinan factores sensibles como calidad de vida, dignidad de la vida, democracia.

 

En este marco, entonces, las clases sociales se definen, hoy por hoy, en función del acceso a, y el manejo de, las grandes bases de datos. Literalmente, lo que define a una clase social con respecto a otras, es la información y el conocimiento. Cabe hablar entonces de una economía política del conocimiento que se ocuparía de la forma como la información o el conocimiento en una sociedad se: produce, circula, acumula, distribuye y consume.

 

Cuando entra la política: la war-net

 

Lo que aparece a nivel micro como un destino individual tiene sin embargo otros visos y alcances cuando se lo ve a nivel meso y macro. Han emergido nuevos-nuevos movimientos sociales que saben hacerle el juego a los controles políticos de la información.

 

Wikilieaks, Anonymous y numerosas otras organizaciones emergen en el mundo en el contexto que precede. A nivel fenomenológico, cabe hablar de la war-net.

 

Existen alrededor del mundo numerosos grupos pequeños perfectamente entrelazados entre sí que participan de diversas maneras en lo que políticamente puede llamarse como procesos de liberación de información y con base en información.

 

Se trata de grupos de personas a las que no los une ninguna ideología o religión en particular. Mucho mejor, los une un conjunto de valores básicos que comparten cabalmente: verdad, transparencia, igualdad, equidad, justicia, libertad, independencia, por ejemplo. Se trata de equipos interdisciplinarios, conformados, sin embargo, con base en ingenieros de sistemas, politólogos, juristas, economistas, sociólogos, filósofos y periodistas.

 

La forma de trabajo es elemental. Casi siempre en casas –no en apartamentos por razones evidentes–, se ubican varios servidores en cadena y en paralelo, y dependiendo de las facilidades, los lugares y los momentos, trabajan en hackeo. Hay que decir que el hackeo tiene sólidos fundamentos éticos1. Técnicamente, se trata de la nética – que estudia la relación del hacker con la red (internet).

 

Más allá de la apariencia de un juego digital que lleva el mismo nombre, la war-net es un colectivo no formal de actores en la sociedad de redes que trabaja con bases de datos, información y conocimiento buscando diferentes finalidades: sacar a la luz pública información clasificada y vetada al gran público; ofrecer información al público acerca de militares, políticos y gente del sector económico y financiero; denunciar sistemas de corrupción; acusar a dictadores y prófugos de la ley (delincuencia de cuello blanco); develar mentiras y engaños por parte del sector gubernamental y del Estado, por ejemplo.

 

Para la difusión de su información acuden a válvulas de escape, de la cuales existen alrededor del mundo tres manifestaciones, perfectamente diferentes entre sí:

 

Juristas connotados. Es un principio de las democracias que los juristas no deben revelar las fuentes de la información que disponen. Esto permite determinados juristas de prestigio sirvan como válvulas de escape para iniciar procesos jurídicos en países distintos a los de los delincuentes, dado que en los países de origen no existen garantías suficientes. El juez Baltazar Garzón podría ser una válvula semejante.

 

Periodistas bien identificados. Otro principio de las democracias es que los periodistas no están obligados normalmente a revelas sus fuentes de información. De esta suerte, algunos medios, algunos periodistas críticos e independientes, por ejemplo, pueden servir de válvulas de escape y a la generación de verdaderos movimientos sociales fundamentales en algunos países.

 

Profesores universitarios. Algunos académicos pueden ser de importancia a la hora de revelar, o socializar alguna información. Al fin y al cabo a los intelectuales no siempre les ponen atención, y sin embargo, pueden contribuir a la socialización y clarificación de determinados procesos, fenómenos y dinámicas.

 

Los activistas informáticos asumen diferentes expresiones. Su forma de organización y de trabajo varía en función de las capacidades, los compromisos, las situaciones sociales o políticas en un momento determinado en un país dado. Lo cierto es que existen encuentros, virtuales y personales, entre activistas de la war-net alrededor del mundo y los intercambios de información, aprendizajes y experiencias son reales y fructíferos.

 

Sin teorías de la conspiración, y sin ánimos clandestinistas ni nada semejante. Pero con mucha prudencia, inteligencia y sagacidad.

 

Alguna expresión de estas dinámicas pueden verse también en: https://war-net.org, una organización académica dedicada al estudio de los imaginarios, lenguajes y representaciones de la guerra alrededor del mundo, por ejemplo.

 

Dirimiendo tensiones

 

Técnica y políticamente el problema puede ser adecuadamente visto como la lucha contra la encriptación. En el sentido más fuerte de la palabra, el poder político consiste no simplemente en el manejo de grandes bases de datos, sino, mejor aún, en la encriptación de la información. Esto es, el hecho de que hay una cantidad de información codificada, cifrada, de cuya encriptación justamente dependen niveles de seguridad, tomas de decisión, acciones en una dirección determinada. Y contra ello actúa el hackeo.

 

La lucha por la libertad contra los controles políticos de la información es exactamente lo que puede apreciarse en gente como J. Assange, Wikileaks, los miembros de Anonymous, Chelsea Manning, E. Snowden, y tantos más, la mayoría de ellos anónimos, o de muy bajo perfil. Deliberadamente.

 

El hackeo consiste en el rompimiento de los códigos que estructuran el acceso a fuentes de información y el propio manejo de esas fuentes y de esa información. Internet es un sistema que, a pesar de lo que se diga, no puede ser (totalmente) controlado. No es inevitable, ni tampoco es seguro que el encriptamiento sea el ganador definitivo del juego. Cada vez más es evidente que los decriptadores, toman la iniciativa con mayor fortaleza. Científicamente hablando, la puerta última del debate es la computación no tradicional, y en últimas la computación cuántica.

 

Mientras tanto, nuevos movimientos sociales con aspiraciones políticas fundamentales básicas, se tornan posibles, se organizan y fortalecen alrededor del mundo. La plaza pública, que fue el lugar tradicional de la política, se ha desplazado hacia internet: a lo que sucede allí, y a lo que sucede a partir de la red.

 

Escenarios en el futuro inmediato

 

La creatividad por parte de los nuevos partidos, movimientos y procesos políticos y sociales alrededor del mundo es un imperativo. Pero con ella, al mismo tiempo, el acceso a nuevos conocimientos, habilidades y capacidades. La buena información y el buen conocimiento producen movimientos sociales y políticos, y nuevas formas de organización social. Contra todas las apariencias, si bien es cierto que el poder de los grandes medios de comunicación es ampliamente dominante en la superficie, en las bases de los movimientos sociales aparecen formas alternativas de comunicación que se traducen en maneras diferentes de organización. Esta es una historia que, en verdad, apenas comienza.

 

* Profesor Titular. Universidad del Rosario

1 P. Himanen, La ética hacker y el espíritu de la era de la información, 2001, Ed. Simbióticas; en Youtube, véase: https://www.youtube.com/watch?v=y7dm7i4o0S4

 

Bibliografía

 

https://en.wikipedia.org/wiki/Anonymous_(group)
http://anonofficial.com
https://wikileaks.org
http://www.techrepublic.com/article/the-undercover-war-on-your-internet-secrets-how-online-surveillance-cracked-our-trust-in-the-web/
https://www.codeforamerica.org/events/national-day-2016

Información adicional

LA LUCHA POR LA LIBERTAD FRENTE A LOS CONTROLES POLÍTICOS DE LA INFORMACIÓN
Autor/a: CARLOS EDUARDO MALDONADO*
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