El 30 de junio, sin estar exenta de tensiones, se firmó un “acta por la paz” con la que se dio por terminado el paro indígena y popular que por 18 días emplazó al gobierno. En ella quedaron plasmados algunos logros, entre otros: reducción del precio de los combustibles en 15 centavos por galón, declaración de emergencia para la salud, derogación de decretos mineros. El resto de la agenda será tratada en mesas de diálogo que deben dar resultados en 90 días.
Su rostro irradia felicidad y cansancio a la vez, sin embargo sus ojos brillan con contagiosa emoción. Con voz firme nos cuenta cómo vivió el Paro Nacional que sostuvieron en Ecuador: “Han sido intensos, hermosos y agotadores 18 días de Paro, las dirigencias de las tres principales organizaciones indígenas (Conaie, Fenocin, Feine)1 firmaron con el gobierno central una “acta por la paz”con una serie de medidas que forman parte de las 10 demandas con las que iniciamos este proceso. Sabemos que muchas de las demandas no están allí, también sabemos que, aunque los temas centrales están, tenemos mucho más por pelear y ganar”.
Mientras enciende un cigarrillo sin filtro, que sutilmente lo ubica en la comisura izquierda, siempre a la izquierda, y el humo sale de su boca como preámbulo para seguir con su relato, Manuel narra: “En estos 18 días paramos el país, desde distintos sectores y con distintas prácticas. A la vez, y en un proceso que duró más o menos un año, construimos nuestras 10 demandas colectivas, recogidas en los acuerdos que serán evaluados en un plazo de 90 días demandas y que, nos parece, incluyen al conjunto de los sectores empobrecidos del país e incluso a buena parte de esa clase media también empobrecida, endeudada, muchas veces acomodaticia, en fin, las clases medias”. Una gran sonrisa ilumina su rostro y tras un pequeño silencio nos dice con emoción: “¡…y esa es, seguramente, la principal victoria del proceso!, 90 días para recuperar fuerzas, para reorganizarnos, para prepararnos y pulir detalles, 90 días que ya están en las paredes y que se instalan en nuestros espacios organizativos como la medida para nuestro siguiente levantamiento. ¡Lo último que podemos hacer ahora es aflojar!
Sus palabras tienen la fuerza de su convicción y continúa: “90 días, que no son muchos, para sostener y aumentar nuestras capacidades. Tiempo para la crítica y la autocrítica, para entender mejor al enemigo, que no es ni se parece al de anteriores gobiernos”.
Parque El árbolito, Quito, 29/06/2022, vía twitter
“Fíjese que, como en el 2019, desde el primer día de protesta mostró sus dientes. Sacó al ejército, militarizó autopistas y calles”. Con maquinaria y equipos sofisticados la represión tuvo su violento resultado con 6 muertos, decenas de heridos y de judicializados. Con el apoyo de la Asamblea Nacional, el 7 de junio, puso en marcha el llamado ‘uso progresivo de la fuerza’. El Gobierno de Lasso pretendió tomar la delantera, romper la movilización y el domingo 19 de junio la policía allanó la Casa de la Cultura Ecuatoriana, espacio por excelencia de acogida de los indígenas. Luego arremetió contras las universidades, el 20 de junio, la Politénica nacional denunció y rechazó la incursión de la policía en el campus, considerado lugar de acopio y alimentación de manifestantes. El 21 de junio las universidades Salesiana y Católica, también fueron atacadas con bombas lacrimógenas en un intento fallido por impedir que llegaran indígenas y campesinxs; fue la Universidad Central la que abrió las puertas para recibir a la movilización, declarando su espacio como lugar de paz, lo que no impidió, en su afán por amedrentar, que quienes procedían desde otras partes del país, también allí fueran atacados por la policía.
Días después –el 28 de junio– en la provincia del Azuay, en la Universidad de Cuenca, la policía lanzó gran cantidad de bombas lacrimógenas al interior.
Mientras nos refrescamos con un humeante café, retoma su relato: “90 días para el enemigo también, que está herido, aunque sabe lo que tiene. No debemos olvidar que el banquero tiene no solo el aparato de gobierno y sus fuerzas represivas (ejército, policía y sus respectivas inteligencias que en esta ocasión jugaron un rol central, incluso mediático), sino también a los grandes grupos económicos (la famosa lucha interburguesa no se evidenció en estos días), así como a toda la prensa comercial, sin excepción alguna.
En particular los medios masivos, siempre arrodillados ante el poder, emitían informaciones desde una dimensión paralela; la vieja fórmula: difusión de hechos aislados de supuesto vandalismo, énfasis de los policías golpeados y ni una palabra de los asesinados por el Estado. Pero esta vez, los medios alternativos tomaron la iniciativa y jugaron un papel fundamental, difundieron en tiempo real, inclusive arriesgando su integridad, todo lo que estaba sucediendo, logrando sintonizar con la sociedad en general, y rompiendo de esta manera con el clásico cerco mediático al que siempre somete el poder”.
Su narración va entonada de la memoria aún fresca de lo sucedido. Como si estuviera en una cocina levantada en un barrio, autopista o camino cualquiera, para preparar alimento para quienes cierran una calle o contienen a las fuerzas del poder, con ansiedad, toma uno y otro tinto, sin dejar de fumar. Me hace un gesto y cambiamos de lugar, mientras enciende otro cigarrillo y enfatiza: “90 días, un plazo nuestro…Necesitamos fortalecer más la capacidad organizativa de las comunas y pueblos, de los sectores populares, de campesinas y campesinos, fortalecer los lazos que nos unen al campo y la ciudad. Las ciudades, Quito en particular, y por supuesto nos referimos a los sectores populares, también deben tejer sus lazos de unión y acción conjunta, mejorar y construir su capacidad organizativa popular, tanto para recibir, acoger, alimentar al movimiento indígena, campesino y popular, como para seguir formando parte activa de las luchas. ¡Frente a la capacidad organizativa militar del Gobierno, oponemos nuestra capacidad organizativa popular!” (Ver recuadro Luchas invisibles).
¿Y la Asamblea qué?
La Asamblea, vigente desde hace un año, cuando tras un reclamo nacional de ¡Fuera todos! que implicó que los partidos tradicionales cedieran su espacio para que a ella llegaran movimientos y organizaciones diversas, ahora ha repetido las mismas prácticas del Congreso nacional.
Aspira una gran bocanada de su cigarrillo que ya es apenas una colilla y mirando por las ventanas reflexiona: “Desde una lectura más formal, más apegada a estructuras político electorales, nos preguntamos por este importante sector de los procesos organizativos, los partidos… y también los sindicatos, y nos respondemos que en este 2022 su presencia, tanto de los partidos políticos (de izquierda, progresistas o algo así) y de los sindicatos, fue, sino nula, casi desapercibida. En principio podría creerse o querer sacar cuentas de la presencia nacional de estos sectores, a partir de su presencia en la Asamblea Nacional; así, los tres sectores que compondrían la izquierda, el progresismo y la centro izquierda, serían: Pachakutik –con 27 asambleístas, entre “rebeldes”e institucionales–, Unes, el partido de Correa –con 49– y la izquierda democrática que empezó con 18 asambleístas, y ahora, producto de expulsiones y salidas, suma 10, aunque los otros 8 siguen en supuesta acción alternativa.
Según la aritmética: 49, 27, 10, más 8, dan 94 asambleístas, un poco más de los ⅔ necesarios para aprobar la destitución de Lasso a través de la llamada “muerte cruzada”2. Y sin embargo, nunca han votado juntos. Para la elección de la presidencia de la Asamblea, una primera frágil mayoría se logró entre el Partido Social Cristiano (PSC), de derechas, Unes, y varios “independientes”, mayoría que no se sostuvo. Algo se discutió y al fin, Pachakutik, con el partido del banquero Lasso, la Izquierda Democrática y los “independientes” pusieron en la presidencia a una mujer de sus filas: indígena y amazónica que, hasta su destitución, legisló en favor del gobierno. Una evidencia, solo como ejemplo, de su real carácter, de lo poco representativa que es la Asamblea Nacional en torno a nuestras luchas… y de cómo su votación varía de acuerdo al mejor postor”.
Existe un divorcio no firmado pero evidente entre los movimientos sociales y su representación en la Asamblea, evidenciado durante este paro, le preguntamos. Su respuesta es inmediata: “En nuestro último paro nacional no estuvo presente ninguno de los partidos o movimientos político electorales nombrados. Apenas un pequeño grupo, quizá 8 de Pachakutik, hicieron presencia por pocos minutos, en una de las asambleas populares… y ni siquiera fueron claros –en conjunto– sobre su posición. Por ahí, una noche y no más, nos cruzamos con uno de los asambleístas de Pachakutik que nos dijo, se estaba dando una escapada de la Asamblea a ver cómo iba la cosa en la Casa de la Cultura… un buen rato conversó con nosotrxs que hacíamos fila para la merienda, y luego se perdió. Por su lado, los sindicatos, sus dirigencias, se reunieron y convocaron una marcha para el día 18 de nuestro Paro Nacional por la tarde. Como por la mañana se dio y cerró el diálogo, ni siquiera salieron a su marcha por la tarde. En los anteriores días no se vio mucho más que una que otra bandera y uno que otro dirigente”.
Por un instante la candela agonizante del cigarrillo ilumina por un segundo su rostro, y tras unos segundos de reflexión analiza la cohesión y proyección de la contraparte: “La derecha, por su lado, tanto la electoral como la empresarial que es mafiosa y, según pinta está vinculada al negocio del narcotráfico, así como la derecha en el gobierno, incluidas las fuerzas represivas militares y policiales; la derecha camuflada de centro, la derecha en los medios masivos, todas ellas, se mostraron sólidas, unidas en un discurso común de no aceptación de nuestras luchas, de no reconocimiento y de que la vía debía ser aplastar, dividir, desconocer el Paro Nacional…y casi lo logran. Pero no, y al no lograrlo, al verse superadas por nuestras luchas, también empezamos a ver cómo estas derechas no lograban mantenerse tan unidas, y ciertos sectores mostraron miedo, su histórico miedo y quisieron más mano dura; y otros, los “moderados”quisieron negociar. Y sabemos que fuimos capaces de obligar al Gobierno a sentarse, a volver a un diálogo que había dado por cerrado… Todos y todas vimos y escuchamos al banquero Lasso decir que el Gobierno no negociaría con Leonidas Iza, fue dicho así, directo y claro, sin embargo, a pesar de lo asegurado, un día después lo hizo”.
“Por ahora nos quedan dudas sobre ellos, sobre cuán unidos podrán mantenerse…lo que nos queda claro es que las derechas saben que estamos más unidxs, que somos fuertes y crecemos, aun sin la presencia de los grandes sindicatos (hace mucho que dejaron de ser grandes en realidad) y sin la presencia de partidos, ni movimientos políticos… ¡Nuestra fuerza organizativa popular crece y se fortalece!”.
1 Confederación de nacionalidades indígenas, Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras, Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicos del Ecuador.
2 La Constitución vigente prevé la destitución del Presidente de la República, en el artículo 130, pero fija un procedimiento que no existía antes:
* El mandatario tiene derecho a defenderse
* No se lo puede destituir en un solo día
Se requieren 92 votos (dos tercios)
El artículo 51 de la Ley Orgánica de la Función Legislativa instrumenta el procedimiento:
* Sesión de Pleno solicitada por al menos 46 asambleístas
* Se debe instalar con 24 horas de antelación
* Cerrado el debate, 3 días para resolver
La misma Constitución, en el artículo 148, le da la facultad de disolver la Asamblea Nacional. No requiere plazo ni otros requisitos; basta con la emisión de un decreto ejecutivo.
3 @corapec, @redmedia_ec, @redkapari, @radiolacalle, @wambraEc,@BNperiodismo, @radiopichincha.
Las luchas invisibles
En momentos como este, día 3 post Paro Nacional, podemos hacer un esfuerzo por evitar cierta ceguera, propia del ritmo acelerado que vivimos estos 18 día. Evitar las luces, las cámaras, los buenos discursos, la potencia de la primera línea, así como la potencia de las dirigencias que frecuentemente ciegan nuestras miradas dejando en la sombra ciertas luchas, esfuerzos hermosos, cargados de amor y compromiso con la vida.
Wawa Wasi*, el amoroso espacio de las wawas, es un proceso que nace en el levantamiento indígena, campesino y urbano popular del 2019, producto de la gran cantidad de familias que viajaron desde las diversas comunidades a la capital con sus wawas y las múltiples dificultades que tuvieron que afrontar para cuidar su prole en los primeros días de ese levantamiento.
En este 2022, ya con algo de experiencia, se organiza el Wawa Wasi desde las primeras horas de la mañana, primero dentro del mismo espacio de acogida que la Universidad Central ofrece a lxs manifestantes que llegamos a la capital. Desde la mañana fue evidente la necesidad de un espacio independiente para wawas y mamás pues era insuficiente y poco. Las mujeres que se organizan en torno al cuidado, deciden buscar otro espacio y encuentran la guardería de la Universidad Central, gracias a la insistencia y presión se logra habilitar este espacio.
Durante 11 días funcionaron allí, aprendiendo y construyendo esta pedagogía de la resistencia, este compartir los cuidados y crear espacios donde haya más seguridad y contención, se comparte los porqués de venir a la ciudad, los porqués de las luchas de sus madres, padres, hermanos y hermanas, los porqués de las luchas de sus comunidades.
Con guaguas de las madres que salen a la lucha, a las calles, otras madres se quedan con sus menores de 3 o menos años, y acompañan desde este espacio las luchas de sus compañeras.
Su solidaridad y capacidad de cuidado parece sencillo plasmarla, pero no todo fue sencillo ni fluido, nos cuentan las compañeras ya que las burocracias y los aparatos estatales siempre pretenden cooptar y dirigir la organización de las gentes. El conflicto fue permanente entre la autogestión, entre propuestas que surgen de las luchas y el aparato burocrático de la Universidad, que pretende “normalizar” el espacio, sin comprender que se trata de mujeres, niñas y niños en lucha”.
*Casa de los niños y niñas en quichua.
La relación campo-ciudad
Proyecciones de imágenes en edicifios en la zona norte de Quito. Tomado vía twitter. junio 2022.
Quito, así como todas las grandes ciudades del mundo, creció y crece a partir de la migración, sobre todo indígena, afro, montubia y campesina; los barrios populares de nuestras ciudades están construidos y los sostiene esta migración. En estos 18 días fueron esas migraciones, esos habitantes de Quito, quienes sostuvieron las luchas. Esa población empobrecida y marginada dio pelea, creó espacios de resistencia, acompañada de esa otra población, de más vieja migración, mestiza y también empobrecida que ya no vive en las márgenes de la ciudad, que quizá pudo estudiar y conseguir un trabajito medio decente, pero que aun le duele y aun recuerda de dónde viene!
La resistencia, el alimento y los alojamientos para muchos de quienes proveníamos de otros lugares, mucho más claro que en el 2019, vino de estos sectores; es con ellos y ellas que la relación campo-ciudad debe fortalecerse.
Las 10 demandas
- – Reducción y no más subida del precio de los combustibles. Congelar el diésel a USD 1,50 y la gasolina extra y ecopaís a USD 2,10, derogar los decretos 1158, 1183, 1054, y entrar en el proceso de focalización a los sectores que necesitan subsidio: agricultores, campesinos, transportistas, pescadores.
- – Alivio económico para más de 4 millones de familias con la moratoria de mínimo un año y renegociación de las deudas con reducción de las tasas de interés en el sistema financiero (bancos públicos, privados y cooperativas). No al embargo de los bienes como casas, terrenos y vehículos por falta de pago.
- – Precios justos en los productos del campo: leche, arroz, banano, cebollas, abonos, papas, choclos, tomate y más; no al cobro de regalías en las flores. Para que millones de campesinos, pequeños y medianos productores puedan tener garantía de sustentación y continúen produciendo.
- – Empleo y derechos laborales. Políticas e inversión pública para frenar la prevaricación laboral y asegurar el sostenimiento de la economía popular. Exigir el pago de las deudas al IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social).
- – Moratoria a la ampliación de la frontera extractiva minera/petrolera, auditoría y reparación integral por los impactos socioambientales. Para la protección de los territorios, fuentes de agua y ecosistemas frágiles. Derogatoria de los Decretos 95 y 151.
- – Respeto a los 21 derechos colectivos: Educación Intercultural Bilingüe, justicia indígena, consulta previa, libre e informada, organización y autodeterminación de pueblos indígenas.
- – Alto a la privatización de los sectores estratégicos, patrimonio de los ecuatorianos/as. (Banco del Pacífico, hidroeléctricas, IESS, CNT, carreteras, salud, entre otras.
- – Políticas de control de precios y la especulación en el mercado de los productos de primera necesidad, que hacen los intermediarios y abuso de precios en los productos industrializados en las cadenas de supermercados.
- – Salud y educación. Presupuesto urgente frente al desabastecimiento de los hospitales por falta de medicinas y personal. Garantizar el acceso de la juventud a la educación superior y mejoramiento de la infraestructura en escuelas, colegios y universidades.
- – Seguridad, protección y generación de políticas públicas efectivas para frenar la ola de violencia, sicariato, delincuencia, narcotráfico, secuestro y crimen organizado que mantiene en zozobra al Ecuador.
Estos pedidos fueron ignorados y en la madrugada del 13 de junio inició el paro con carácter de indefinido en todo Ecuador, mismo que fue convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (FENOCIN) y Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicos del Ecuador (FEINE); a las cuales se unieron organizaciones sociales, comités barriales, estudiantes, mujeres, transportistas, campesinos, médicos, comerciantes informales y pequeños productores de Costa, Sierra y Amazonía.
* La Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos -Inredh, Informe sobre paro nacional, Ecuador – junio 2022, pp. 6-7, Ecuador.
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