Mucho tilín tilín y nada para comunicar

Mientras el Gobierno enfrenta la oposición mediática cada vez más parcializada en el registro de notas y comentarios, extraña su ingenuidad inicial al responder prioritariamente a su llamado con declaraciones y entrevistas. Evidencia de la subestima en la capacidad de alcance y en enfoque de las experiencias alternativas e independientes. En procura de fortalecer y articular estas alternativas se han realizado diversidad de encuentros y eventos los cuales trazan la metodología para construir política pública y vuelven a copar las agendas sin mayor avance. Ojalá el gobierno sepa diferenciar que la política en medios comunitarios y populares no es la política de comunicación institucional.

En los meses pasados el gobierno del cambio realizó un evento directamente y apoyó otro para el encuentro entre medios de comunicación con carácter: ciudadano, independiente, comunitario, alternativo y popular. Estos adjetivos establecen unos debates sobre la manera en que se concibe la comunicación, aunque inacabados muchos de ellos se revalidan en el hacer. Una de las discusiones centrales, planteó una comunicación participativa más interesada en involucrar a las posibles audiencias comunitarias en la producción de contenidos. Mientras que en otros intercambios se enfantizó la necesidad de orientar la comunicación con un proceso pedagógico de construcción de conciencia para la organización, así como por ser la voz de los sin voz y que expresar la cultura popular.


Estos son debates no centrales en los encuentros debido a la lógica institucional, sus dinámicas hacen que por distintas razones no se obtengan resultados reales en los procesos de construcción de política pública. La participación así, no es siquiera consultiva sino instrumental.

Según los registros desde el 2003 se realizaron encuentros entre medios comunitarios y la institucionalidad, algunos fueron de carácter amplio como el llevado a cabo en la Universidad Nacional en 2005 al que asistieron 200 personas. Eso por no mencionar todos los encuentros para la construcción de la política distrital donde la dinamizó la ONG Planeta Paz y la academia Universidad Central, evidenciando la ausencia de los medios mismos.

El primer evento convocado por el propio Ministerio de Cultura el 18 de abril, denominado “Primer encuentro de medios alternativos, comunitarios y digitales”, asistieron, cerca de 500 personas de distintas experiencias fueron convocadas por la administración, pero la vocería de la agenda estaba en la institucionalidad. En la jornada del día, la mayoría de mesas en escena eran constituidas por los directivos de instituciones, sólo en una mesa estaban algunos representantes de medios y youtubers.

Una idea recurrente es que en lo virtual necesariamente está lo alternativo, y que aquello comunitario puede divinamente tener una experiencia comunicativa en ese espacio. Nuevamente existe un boom de lo alternativo, del periodismo mutante, pero es parte de una denominación ante la novedad de la forma porque de contenido recoge los postulados de la comunicación alternativa y popular en nuestro continente.Como una constante en los eventos relacionados con los medios alternativos aparecen los pedigüeños que ven ahí la oportunidad de conseguir recursos para su propia subsistencia sin mayor proyecto comunicativo con intencionalidad de trascender.

Finalmente, la institución toma la vocería dejando que algunas personas formulen apresuradamente sus inquietudes. Eso sí, algunas intervenciones cortadas por los conductores, hacen parte de lista de mercado que en cuanto espacio institucional se convoca piden los distintos sectores de comunidad.

La discusión necesaria sobre una política pública de articulación de medios quedó en veremos, al final en este tipo de eventos se planea más desde lo convencional que lo metodológico sin tener en cuenta a los participantes. Por los menos debía ser un espacio para construir colectivamente el borrador de la Ley de Medios para ser retroalimentada.

Un error habitual es el desconocimiento del acumulado en intentos anteriores que sirva como una línea base, aunque siempre exista la probabilidad de cometer los mismos errores del pasado. Por ejemplo, Rafael Espinel señala una ficción participativa en la experiencia de la política distrital (2003-2009) (1). Es decir, unos espacios donde se discute mucho pero que en la materialidad de la política se queda en documentos.

Este primer encuentro de medios no es un buen presagio para superar las barreras del pasado. Pero acaso ¿hay que esperar que el Estado sea quien articule e impulse las distintas iniciativas comunicativas?

¡Comunicación alternativa!

La larga trayectoria de diversidad de experiencias como la comunicación popular desde Mario Kaplún que toma los planteamientos de Paulo Freire de la educación popular como proceso horizontal para una lectura crítica de su realidad, que en la comunicación se transforma en la acción de liberación a partir de su propia palabra. Toma forma en todo el continente no como concepto abstracto sino como una praxis de sus postulados, como una práctica en el hacer.

Este campo de praxis tiene un pequeño lugar en la academia sobre comunicación en América Latina. Por ejemplo, la tesis doctoral de César Rocha señala que de las 252 maestrías que hay en América Latina, sólo el 5% se aproxima a la comunicación participativa y de transformación social (2). Una comunicación popular, alternativa y participativa que tiene un origen y desarrollo en América Latina desde los años cincuenta, pero como dice el autor va tomando términos para describir la intencionalidad de estas experiencias; por ejemplo las radios mineras del movimiento boliviano.

Hoy, para algunos es más llamativo hablar de comunicación para el buen vivir, un término desarrollado por Adalid Contreras Baspineiro; o la comunicación para el cambio social desarrollado por Alfonso Gumucio Dagron, boliviano en contra de la comunicación desarrollista que le apuesta a proceso participativos horizontales y transformadores.

En el evento: “Primer encuentro nacional de comunicación comunitaria y alternativa: periodismo para la paz”, que contó con el apoyo del Ministerio de Cultura y organizado por la hermana experiencia periódico El Callejero: se dieron cita del 24 al 26 de mayoentre otras la radio indígena Pu’yaksa estéreo, experiencias de televisión comunitaria como Orientese Tv, multiplicidad de periódicos como Periferia, El Turbión, Mi Comuna 2, experiencias escolares como La Caja Negra y otras muchas productoras. A pesar que la asistencia no fue masiva como la anterior, los organizadores esperaban a alrededor de 360 personas que debían inscribirse previamente, incluso se proyectó habilitar 100 cupos para que se conectaran virtualmente. Una expectativa tan alta expresa un síntoma como medios con capacidad de llegar a más gente. Una comunicación por lo menos sectorial y algo marginal, localizada y sectorizada entre entramados comunitarios y grupos de activistas.

Debido a lo extenso del encuentro (3 días), la gente no puede estar en todo el proceso, las mesas de trabajo se convierten en actividades de pasarela sin mayor construcción. Y a pesar de que esta primera vez, la participación era exclusiva por medios, el hecho de estar enmarcado en el tema la paz era por lo menos limitante. Si algo define a esta comunicación es a no naturalizar los conflictos, en esa medida es una comunicación ligada a los movimientos sociales al ser la voz de los afectados por los poderosos es en esencia conflictiva. Sin embargo, fue en la parte final que la metodología permitió unas puntadas sobre cómo continuar en ese proceso, pero se debió aprovechar el espacio de encuentro de una mejor manera.

Este es un largo camino en la búsqueda de condiciones para el ejercicio en derecho de informar y comunicar que asiste a los pueblos y sectores sociales que están en desacuerdo con la comunicación masiva. Es una historia levantada sin el apoyo del estado, no debemos depender de él para seguir comunicando. Sin duda, necesitamos el presupuesto que es público para fortalecernos, pero en ese lobby es posible que se pierda tiempo para un escaso apoyo y se pierda la independencia. Al gobierno del cambio le queda la tarea de mejorar las formas de comunicación con la gente, pero debe diferenciar esa materia de la política púbica para medios populares y alternativos.

1 Espinel, Rafael (2011) “Entre el optimismo y la incertidumbre. Estudio sobre la Política Distrital de comunicación comunitaria (2003-2009)”, Inpahu, Bogotá.
2 Rocha, César (2022) “El campo de la comunicación participativa en América Latina”, Uniminuto, Bogotá.


La prensa tradicional en su línea

Existe un poder fáctico de los medios en las sociedades, que están dados por su estructura empresarial cada vez más transnacional, que determina la forma como se produce información. Es claro que en nuestro país el monopolio mediático está entre pocos grupos económicos como Valorem, Ardila Lule y Santo Domingo que acaparan medios, conexiones con audiencias y claro está, pauta. Los dueños de los medios definen la línea editorial que emiten y con ella toda su animadversión contra el gobierno Petro. El campo del periodismo de estos medios están lejos de un diálogo con otras disciplinas del campo de las ciencias sociales y la formación de los profesionales recae en los diseños por las innovaciones que en los contenidos base.


Con los medios vienen sus perros guardianes, aquellos que muestran sus dientes para defender a sus amos, con comentarios mal intencionados que dejan ver su perspectiva inmediatista sin mayor contexto y profundidad. Ahora con ínfulas para hablar de lo divino y lo humano en el comentario, convirtiéndose en jueces de todas las instituciones sociales, pero donde nunca son claros y democráticos como institución social. Las rutinas de los periodistas cada vez más ligadas a las relaciones de altos niveles de estamentos hacen que el periodista pierda distancia. Pero sobre todo en unos medios que privilegian el entretenimiento que lleva a permear incluso el relato noticioso que lo acerca a la industria cultural. Todo eso es lo que denunciamos cuando hablamos de comunicación masiva, pero para hablar de las experiencias esas otras, no basta con las diferentes categorías que tratan de definirla sino ante todo una praxis, una forma de hacer comunicación, de emitir contenidos pensando en unas audiencias.

Información adicional

Autor/a: Edwin Guzmán
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo

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