El organismo ha situado por primera vez en el punto de mira a la mayor potencia del planeta –y su mayor donante– en el centro de los peligros económicos, financieros y geopolíticos, sin apenas mencionar a la Administración Trump y a su “agresivo” mapa arancelario.
25/04/2025. No corren buenos tiempos para la economía mundial. Su mayor potencia, EEUU, ha pasado de ostentar la mejor de las previsiones entre las potencias industrializadas a ser la señalada por el FMI como el epicentro de los riesgos sistémicos a los que se enfrenta la actividad global, cuando van a cumplirse los primeros 100 días de gestión de la Administración Trump. Su “errática y agresiva” escalada arancelaria -así definida por los expertos de esta institución multilateral y por los analistas del mercado-, su renqueante y poco efectiva política de recortes federales, en manos de Elon Musk, y su esperada rebaja fiscal, que se avecina como de especial calibre para rentas altas y grandes beneficios empresariales, pone contra las cuerdas la estabilidad presupuestaria y la gestión de la deuda de la Casa Blanca.
La reunión de primavera del Fondo Monetario ha avanzado que el orden económico ha entrado en una nueva era, en la que se vislumbran inestabilidades financieras, no se descarta una crisis crediticia y aparecen amenazas geopolíticas que supondrían la ruptura de la globalización y quiebra de cadenas de valor, con descensos masivos en unos mercados que parecen haberse acostumbrado a unas volatilidades excepcionales. Este decálogo ayuda a entender por qué el FMI sitúa a EEUU en el origen sísmico de estas embestidas planetarias.
1.- España: la excepción ibérica se hace universal
Todo empezó con los fondos europeos Next Generation. Esos a los que quisieron renunciar los contribuyentes netos de la UE, con la todavía Alemania de Angela Merkel y los Países Bajos de Mark Rutte, ahora al mando de la OTAN, a la cabeza, para estimular el crecimiento en la Gran Pandemia. Unos fondos Next Generation a los que el PP español, presidido entonces por Pablo Casado, intentó boicotear. Desde que los recursos comunitarios empezaron a fluir hacia el mercado español, el cuarto PIB del euro ha liderado la actividad de las potencias industrializadas. Con la única excepción, en 2024, de EEUU y, por ciertos meses, Canadá. Así lo ha vuelto a constar el World Economic Outlook (WEO) del FMI, que en su reunión primaveral de este año sitúa a España como la única economía de rentas altas que elude sus predicciones a la baja como consecuencia de la escalada arancelaria de la Administración Trump.
El ciclo de negocios post-covid, pues, continúa a pleno ritmo. Crecerá al 2,5% este año y al 1,8% en 2026. Justo el impulso que el Fondo calcula ahora para EEUU, cuya economía comandaba el paso entre las naciones industrializadas el pasado otoño, en el último WEO semestral. De hecho, el caso español, la “excepción positiva”, según los expertos de la institución, es paradigmático por ser la única del grupo de rentas altas a la que mejoran su previsión; en 2 décimas. Frente al recortes en Alemania, Francia e Italia.
Aun así, el Fondo vaticina un crecimiento global del 2,8%, dentro de la horquilla que, en la jerga multilateral, se considera en riesgo de recesión -entre el 2,5% y el 3%- porque una actividad tan anémica implica que la mayoría de las potencias mundiales estaría en contracción.
Fuera de Europa, el FMI rebaja de forma significativa sus pronósticos para Canadá, Japón, Reino Unido y EEUU. Con un leitmotiv nítido: la escalada arancelaria de la Administración Trump.
2.- Riesgo latente de recesión…
El diagnóstico del FMI contempla un peligro real de recesión si la incertidumbre de los mercados, las tensiones geopolíticas y el proteccionismo comercial de la Casa Blanca se prolongan. “EEUU podría provocar una contracción global”, indicó su directora gerente, la búlgara Kristalina Georgieva, quien también advirtió de las amenazas a la estabilidad financiera de la guerra arancelaria auspiciada desde el Despacho Oval e instó a los responsables políticos a reforzar sus defensas ante nuevas crisis.
Georgieva señaló que “si la atmósfera económica sigue acumulando nubarrones que dificultan la toma de decisiones de empresas y hogares, nos infligiremos un daño que les garantizo que lo vamos a lamentar” y justificó en la “errática” política económica americana el recorte de medio punto en el dinamismo mundial. Eso sí, dejó la puerta abierta a una resolución negociada en la que, parece, ha caído en la cuenta Donald Trump con su tregua de 90 días en la aplicación de los aranceles recíprocos -por obra y gracia de las drásticas caídas de Wall Street y la fuga de capital en grandes valores estadounidenses- y su actitud negociadora con China, el rival geoestratégico y el principal señalado por los gravámenes a la importación.
“Si vemos una resolución más rápida de las tensiones comerciales, posiblemente mejoraríamos nuestras proyecciones”, admitió Georgieva, antes de precisar que “sería una magnífica decisión para inversores y familias” de todo el mundo.
3.- …con contagio a la arquitectura financiera internacional
Es un vestigio muy visible porque los mercados de capitales no se han bajado de la montaña rusa desde que Trump se reubicó de nuevo en la Casa Blanca. La volatilidad se ha apropiado de valores bursátiles, divisas y bonos. El mensaje del Fondo es contundente. Aconseja a las autoridades económicas que refuercen todos sus escudos de protección fiscal y a las monetarias, los bancos centrales, que vigilen el monitor de supervisión bancaria y de riesgos sobre la estabilidad de la arquitectura financiera mundial.
El organismo no descarta fuertes retrocesos en las acciones y bonos corporativos. Otra vez por la agresiva política arancelaria americana, una constante en su radiografía de situación.
4.- En defensa de la independencia monetaria
Los bancos centrales disponen entre sus amplias funciones y competencias de un “instrumento infalible: la credibilidad, surgida de su autonomía de criterio y su inquebrantable compromiso con la independencia”, precisó Georgieva sobre las amenazas de Trump de despedir al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en un vano intento de presionar a la autoridad monetaria estadounidense para que emprenda una senda de rebajas de tipos de interés para espolear la economía y eludir así la recesión. “Es sumamente valioso proteger este mecanismo, la credibilidad, indispensable para practicar unas estrategias monetarias eficientes”, sentenció Georgieva
5.- Deuda desbordada, con atonía económica
Es un cóctel que preocupa sobremanera al FMI, pero que en esta cumbre primaveral ha elevado a su máxima expresión. Habla de deuda oficial, soberana, que representa el 95% del PIB global. Porque la que acumulan los Estados, empresas y hogares -aunque se excluyen la de las entidades financieras- es descomunal. Alcanzó a finales de 2024 los 318 billones de dólares, el 328% del tamaño de la economía mundial, una cota jamás alcanzada, tras sumar otros 7 billones más al pasivo de su balance. El dato, en este caso, parte del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, según sus siglas en inglés), considera la patronal bancaria internacional que asume el rol de certificadora oficial en materia de endeudamiento.
El Fondo no descarta que, en 2025, la montaña de endeudamiento soberano se acerque al 100% del PIB global, valorado en 113,7 billones de dólares, aunque sitúa ese momento en 2030. Para este año, prevé un alza de 2,5 puntos.
Sin embargo, considera improbable una corrección entre las grandes potencias por la lentitud de sus dinamismos que propiciarán programas de estímulo para impulsar la actividad y sin casi ninguna intención por parte de los gobiernos de emprender reformas de consolidación fiscal.
De igual manera, alerta de que las tensiones comerciales, sobre todo a corto plazo, y el aumento de los gastos en Defensa, por otro lado, tampoco contribuirán a ordenar las finanzas públicas. A los mercados emergentes, les advierte de que las turbulencias en el negocio de bonos americanos pueden ocasionarles costes de endeudamiento adicionales. Aunque la mayor preocupación para el Fondo es EEUU, cuyo servicio de pagos tendrá serias dificultades para abordar compromisos en los próximos 3 años con una deuda de 36,56 billones de dólares -el 124% del PIB- que podría precipitar otro colapso crediticio si la Casa Blanca no aborda ajustes que chocan con la filosofía presupuestaria de la Administración Trump que apuesta por aumentos notables de los gastos en Defensa y por rebajas tributarias de calado.
En este contexto, el FMI llama la atención del “efecto dominó” que tendrían “unas condiciones financieras más restrictivas y volátiles en EEUU sobre mercados emergentes y economías en vías de desarrollo”.
6.- El déficit excesivo norteamericano podría conducir a otra crisis crediticia
Es el carburante de la deuda. El Fondo proyecta una caída, del 7,3% de 2024 al 6,5% en 2025. Fruto del profundo corte de la tijera del DOGE de Elon Musk. Pero insuficiente para abordar otra excepcional rebaja impositiva como la que prepara la Casa Blanca para las rentas personales y ganancias del sector privado, que sería una prolongación adicional de la que puso en marcha en su primer mandato, en 2017, y que drenó las arcas del Tesoro en un momento crítico, cuando emergió la epidemia de la covid.
El recorte, para el FMI, también recoge los ingresos adicionales generados por los gravámenes a la importación de la Administración Trump. Tal y como están en la actualidad, sin hipotéticas reducciones por negociaciones bilaterales, como ahora parece querer instaurar Washington y que se encuentran en pausa de 90 días. Motivo por el que sus expertos consideran “incierto” el plan arancelario, pese a que “desempeñaría un papel crucial” en la corrección del desequilibrio presupuestario que, además, recuerda el FMI, tienen que superar el trámite legislativo en EEUU.
7.- Nueva era económica
No es habitual. Es, más bien, una excepción. Cuando una institución como el FMI proclama el ingreso en una nueva era de la economía global, el horizonte no suele ser halagüeño. Quien lo proclama es Pierre-Oliver Gourinchas, su economista jefe, para quien la alta tensión comercial, unida a la incertidumbre geopolítica, ha propiciado nuevos desafíos tras atravesar una etapa de fuertes turbulencias. El sistema económico global que ha operado desde los años ochenta -dice- “se está reestructurando y nos adentra en una nueva era”.
Las normas operativas en el orden económico “se ven cuestionadas, mientras otras reglas están a punto de emerger”. Gourinchas sitúa el acta de nacimiento, que no de gestación, en la jornada del 2 de abril, el Día de la Liberación Arancelaria según Trump, en los que los niveles arancelarios de EEUU superaron los alcanzados durante la Gran Depresión de 1929. A su juicio, se inaugura una etapa de estanflación. Vuelven las revisiones al alza de las tasas de inflación, sin descartar que aparezcan nuevas espirales de precios.
Con la mirada puesta, otra vez, en EEUU, cuya economía empieza a emitir signos claros de una hipotética recesión. En JP Morgan elevan este pronóstico al 60% este año.
8.- El comercio muestra resiliencia
Pero las empresas ya han empezado a revisar sus estrategias corporativas, a reportar caídas en sus primeras cuentas de resultados de 2025, a reconducir sus planes de negocios, sus intenciones de inversión y sus perspectivas de contratación, admiten en las Reservas Federales de Filadelfia y Nueva York.
Todo como consecuencia de las erráticas políticas económicas de la Casa Blanca. El FMI augura un repunte del comercio del 1,7% este año y del 2,5% en 2026. Encefalograma plano y la causa de la advertencia de que, a lo largo del año, las revisiones a la baja del crecimiento global serán una constante. Porque la capacidad de resiliencia de uno de los grandes motores del dinamismo tiene sus límites bajo un mapa arancelario tan destructivo.
La OMC se suma a esta tesis. Los flujos de mercancías retrocederán al 1,5% en 2025, asegura la autoridad del comercio mundial, pero registrarán una contracción del 2,5% si Trump impone los aranceles recíprocos en las cotas que anunció.
9.- La geopolítica amenaza los activos
Los mercados están en riesgo algo de corrección. Y será de especial calibre porque podría generar incremento del endeudamiento público y desvirtuar la estabilidad financiera. “Crisis como guerras, hostilidades diplomáticas o el terrorismo pueden perturbar el comercio y la inversión transfronterizos”, alerta el Fondo, que pone un dato sobre la mesa: “La caída mensual promedio es de aproximadamente 1 punto porcentual en todos los países, aunque es mucho mayor, de 2,5 puntos, en los mercados emergentes”.
Los riesgos geopolíticos también pueden propagarse a otras economías por vínculos comerciales y financieros, lo que aumenta las posibilidades de contagio global. La valoración de las acciones disminuye un promedio de alrededor del 2,5 % tras la participación de un socio comercial en un conflicto militar internacional. Asimismo, las primas de riesgo soberano aumentan cuando los socios comerciales se ven involucrados en escenarios geopolíticos adversos y este efecto se llega a duplicar en áreas emergentes con elevadas tasas de endeudamiento soberano, baja suficiencia de reservas internacionales y una institucionalidad débil.
10.- Los consumidores e inversores en el desfiladero
Los costes adicionales del encarecimiento de los suministros y de la revisión de las cadenas de valor se trasladará a los consumidores. Del mismo modo que la alteración de los valores bursátiles, después de un bienio de repuntes del 20% en Wall Street, harán mella en unos hogares que fían a los mercados sus planes de jubilación y de su escasa propensión al ahorro. Es en este punto en el que el FMI hace hincapié al destacar que las condiciones financieras que se han endurecido y el margen de seguridad del crecimiento mundial se ha estrechado. Es decir, que la línea que separa ambos parámetros es muy frágil para que las autoridades fiscales y monetarias no estén en alerta.
De hecho, da por descontado que se sucederán nuevas fugas de capital, que podrían ser masivas y que encarecerá la financiación. Además de prevenir de tensiones en el radar bancario clásico, donde los hedge funds y otros intermediarios se financian cada vez más, con créditos de grandes bancos estadounidenses.
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