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¿Intenta Trump resquebrajar la “alianza estratégica” de Rusia y China?

¿Intenta Trump resquebrajar la “alianza estratégica” de Rusia y China?

Sin contar las operaciones militares casi clandestinas de Estados Unidos (EU) en Yemen, por azares del destino, entre los paralelos 30 y 40 y los meridianos 30 y 130, Trump –quien usa al máximo la “teoría del loco” de Kissinger (https://goo.gl/5HdJ1B)– libra simultáneamente tres batallas –Siria/Afganistán/Norcorea– al borde del precipicio nuclear y que ha buscado entrelazar entre sí para intentar erosionar la “alianza estratégica” de Rusia y China.

Ya había aducido que el abrasivo bombardeo de 59 misiles crucero a una base aérea del régimen sirio, durante la cena de Donald Trump con el mandarín Xi, tenía como objetivo enviar un mensaje ominoso a Norcorea (https://goo.gl/AqhLuy) y, tomar desprevenidos a los mandatarios de China y Rusia para desligarlos entre sí.

El connotado investigador británico Nafeez Ahmed ha exhumado el trueque maquiavélico de Trump y Kissinger: proporcionar las alturas del Golán sirio, ya anexadas unilateralmente por Netanyahu, a Israel, a cambio de la admisión por EU de la anexión de Crimea por Rusia y cuyo precio integral resultaría en la desvinculación de Rusia y China con Irán.

Pese a las jeremiadas de Trump y Netanyahu contra la teocracia chiíta de Teherán, tampoco detecto que haya sido tan contundente el desear separar a Rusia de Irán ni de éste con China, que acaba de firmar el primer contrato comercial para el rediseño del reactor de agua pesada en Arak (https://goo.gl/Q00KOO).

Los funcionarios trumpistas festejaron la abstención de China referente a la resolución sobre el presunto uso de armas químicas por Siria y que fue vetada por Rusia.

En Afganistán, segundo frente de batalla trumpiano donde el ejército estadunidense opera desde hace 16 años, el mensaje macabro mediante el lanzamiento de la madre de todas las bombas fue un día antes de dos reuniones en Moscú de las que no se dieron por enterados los desinformativos multimedia israelí-anglosajones: 1. La reunión de 12 países con la participación del RIC (Rusia/India/China) y dos notables presencias de Pakistán e Irán, con el fin de desactivar el contencioso afgano y a la que no asistió EU; y, 2. La reunión tripartita de los cancilleres de Rusia, Irán y Siria para empujar una solución al avispero sirio, a la que tampoco concurrió Estados Unidos.

La madre de todas las bombas tuvo como objetivo fracturar las nuevas alianzas en Centroasia y poner en jaque tanto el proyecto chino de la Ruta de la Seda (OBOR) como descarrilar al Grupo de Shanghái, patrocinado por China y la Unión Económica Euroasiática amparada por Rusia.

En el frente afgano, Trump no ha podido separar la “alianza estratégica” de Rusia y China, lo cual quedó plasmado en la ulterior reunión de cancilleres del Grupo de Shanghái, a punto de incrustar en su seno en forma espectacular a India, Pakistán e Irán.

En el tercer campo de batalla de Norcorea, el más ominoso por sus implicaciones nucleares, donde Trump ha dejado a China la tarea de intermediación. Rusia tiene 18 kilómetros de frontera con Norcorea donde se coordina con China.

En el frente sirio, Trump consiguió en forma superficial cuestionar la “alianza estratégica” de Rusia y China, lo cual sería un grave error de juicio festinar, ya que China, que se encuentra en el asiento trasero del conductor ruso en el “Gran Medio-Oriente” y hasta en el mar Negro, practica su propio juego, como en Ucrania, donde reconoce al régimen de Poroshenko, quien tampoco goza del afecto de Trump por su apoyo a Hillary. Es mucho más hipercomplejo que eso.

Más allá de la retórica hueca, detecto que en Afganistán Trump está aislado con todo y su madre de todas las bombas .

En Norcorea, falta esperar el desenlace –además de la próxima elección en Sudcorea–, donde se ha gestado una mayor coordinación de China y Rusia.

Sería simplista y unidimensional reducir la alianza de Rusia y China al único renglón “sirio” y habría que agregar factores multidimensionales, como los recientes movimientos de las divisas de China y Rusia frente al dólar y que pasan por el apuntalamiento del oro, que merece un ensayo especial, ya no se diga su intercambio tecnomilitar de punta.

El ex diplomático indio M.K. Bhadrakumar, quien conoce como pocos y en forma profesional la región que va de China hasta Rusia, comenta que el bluff del jugador de póker Trump, al unísono de su Consejo de Seguridad Nacional, no pudo perturbar la alianza de China y Rusia y consiguió el efecto contrario (https://goo.gl/2UjLor), como se ha notado con las visitas de dos importantes personalidades del Partido Comunista chino a Moscú (https://goo.gl/HkqJAa): Li Zhanshu, después del vice primer Zhang Gaoli, recibido con bombo y platillo por el zar Vlady Putin (https://goo.gl/9CXNcU), un “día después de la visita del secretario de Estado, Rex Tillerson, a Moscú”.

Las dos relevantes visitas de las personalidades chinas tuvieron en apariencia como objetivo invitar al zar Vlady Putin, al unísono de otros 27 mandatarios, a la trascendental Cumbre de la Ruta de la Seda a mitad de mayo –anticipada aquí– que será presidida por el mandarín Xi.

Si es real el comunicado oficial conjunto de la reunión de los BRICS en el puerto de Visakhapatnam (India) el pasado 12 de abril (https://goo.gl/OBVLJa), el bloque pentapartita apoyó la posición de Rusia en Siria (¡súper-sic!).

A juicio de Bhadrakumar,, “la administración Trump ha fanfarroneado (sic) abiertamente la química (sic) especial entre el presidente de EU y Xi”, cuando “China ayuda ahora en forma activa a EU a lidiar con el problema de Norcorea”.

Más aún: “tanto Trump como su consejero en Seguridad Nacional H. R. McMaster se han jactado abiertamente de que la abstención de China en el Consejo de Seguridad de la ONU en el voto sobre Siria” se debió a la “maravillosa (sic) química personal entre Trump” y el mandarín Xi.

El general McMaster llegó hasta jactarse de que “Trump había tenido éxito en crear una distancia entre China y Rusia sobre el asunto sirio” y que “Rusia había sido aislada (sic) feamente”.

McMaster alucina que el Consejo de Seguridad de la ONU está dividido en dos bandos: 1. “El Club de Rusia y Bolivia (¡supersic!)”, del que se ha alejado presuntamente el mandarín Xi; y 2. El “Club de EU” que “trabaja en conjunto con sus intereses mutuos y los intereses de la paz (¡supersic!) y la seguridad (¡extrasic!)”. Hay que reconocer que el general McMaster es muy divertido.

Bhadrakumar, juzga que “no importa cual sea el plan de juego de Trump para colocar una cuña entre China y Rusia al explotar el interés de Xi en un “nuevo tipo de relaciones de un país mayor” con EU, es absurdo pensar que Beijing permitirá cualquier erosión al entendimiento de Rusia y China”, ya que el punto nodal se centra en que “la prioridad número uno de China y Rusia en la política mundial será hacer retroceder la hegemonía de EU”.

Bhadrakumar, resume que la relación de Rusia y China “ha creado una profundidad estratégica, para salvaguardar sus intereses básicos”, mientras también navegan sus preocupaciones específicas en cualquier punto dado frente a EU”.

Vamos a ver los alcances de la “teoría del loco” de Trump y Kissinger que intenta confundir y distanciar a Rusia y China.

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Información adicional

Bajo la lupa
Autor/a: Alfredo Jalife-Rahme
País: Estados Unidos
Región: Norteamérica
Fuente: La Jornada

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