De ahí que la actual situación pone en el centro del debate internacional las siguientes cuestiones. En primer lugar, la necesidad de contribuir a una mayor toma de consciencia acerca del desarrollo mundial (y dentro de ella, la del hambre por ser una de sus aristas más sensibles) como el problema global más importante de nuestro tiempo.
En segundo lugar, en la medida en que los organismos internacionales se encuentran sometidos a un fuerte control por parte de las potencias occidentales, las cuales boicotean la discusión de aquellas cuestiones que no son de su interés o distorsionan el curso de las negociaciones, resulta urgente continuar fortaleciendo la argumentación teórica y las medidas encaminadas a una efectiva realización del Derecho a una Alimentación Adecuada tanto a nivel nacional como mundial.
En tercer lugar, la realización del Derecho a una Alimentación Adecuada no debe limitarse a la consecución de medidas encaminadas a que cada ciudadano del planeta disponga de una cantidad conveniente y asequible de alimentos con los cuales satisfacer sus necesidades alimentarias, sino que, también, estos alimentos deben ser de una calidad adecuada.
En cuarto lugar, debe insistirse en que sin una plena realización del Derecho a una Alimentación Adecuada no se podrá alcanzar la seguridad alimentaria, siempre y cuando entendamos esta última como “el acceso por todas las personas en todo momento a los alimentos necesarios para una vida sana y activa (…) Alcanzar la seguridad alimentaria significa garantizar que se disponga de suficientes alimentos, que los suministros sean relativamente estables y que quienes los necesiten pueda obtenerlos”.
El aspecto del acceso a los alimentos debe tomar en consideración cuestiones como las siguientes: a) la gestión sostenible de los recursos naturales y b) la necesidad de evitar la discriminación en el acceso a los alimentos o a los recursos para la obtención de los mismos (derechos de la mujer, derecho a la herencia, derecho a la tierra y otros).8
En quinto lugar, y relacionado con el anterior, el Derecho a una Alimentación Adecuada no será realizado si su consecución no avanza conjuntamente con el logro de todos los derechos humanos.
En sexto lugar, el desarrollo de las concepciones teóricas relacionadas con el Derecho a una Alimentación Adecuada, visto éste como un eje sistémico que contemple aspectos económicos, sociales, políticos, ambientales, éticos y otros, será de una enorme importancia para confrontar las construcciones ideológicas que se defienden en algunos organismos internacionales (OMC por ejemplo) y que tratan de presentar toda defensa de la salud, de la calidad de los alimentos, etc., como elementos contrarios al libre comercio y la “libertad”.
De ahí que, ante el creciente reconocimiento de que la globalización neoliberal trae más aspectos negativos que positivos, consideremos que la lucha en pro de la plena realización tanto de un Derecho a una Alimentación Adecuada, como del Derecho al Desarrollo, pueden ser importantes elementos a utilizar en los trabajos que ya se emprenden para la estructuración de una alternativa al actual modelo económico.
En séptimo lugar, la extrema sensibilidad del tema de la alimentación lo hace apropiado para que en el seno de la ONU se comience un proceso de revisión y/o complementación de las diversas insuficiencias presentes en los documentos acerca de los derechos humanos, que no toman en consideración los efectos adversos que sobre el respeto de éstos ocasionan las actividades de las corporaciones transnacionales. Así, una de las ideas pendientes es la elaboración de un Código de Conducta, que debió comenzarse a crear luego de finalizada la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.
En nuestra opinión, el Derecho a una Alimentación Adecuada contribuirá a imprimirle un viraje a las estrategias nacionales, regionales y mundiales de desarrollo que las alejen de las aproximaciones tecnoeconómicas que las han caracterizado en las últimas décadas (y que, incluso, han permeado a los organismos regionales e internacionales) y coadyuvará a que éstas pongan más énfasis en los aspectos sociales, éticos y morales del desarrollo.
En correspondencia con la necesidad de continuar denunciando la gravedad de la situación mundial en materia de hambre o desnutrición que viven millones de personas en todo el planeta, de ampliar la investigación de las reales causas de estos flagelos y de poner de manifiesto tanto la naturaleza multidimensional de aquellos fenómenos como de las estrategias que deben ser adoptadas para erradicarlos, el trabajo que se presenta a los lectores es una obra muy rigurosa.
El M.Sc. y Dr. Juan Carlos Morales González ha trazado un profundo análisis de la problemática del hambre a nivel mundial, el que se caracteriza por un cierto número de méritos. Este trabajo realiza un abordaje multifacético del hambre y la desnutrición, pues en éste quedan vinculadas las dimensiones económica, política, social y otras, lo cual constituye una excelente muestra de los enfoques que deben realizar en la actualidad los científicos sociales con vista a estudiar los problemas que nos aquejan.
Sólo tal tipo de aproximación a una determinada problemática, permite llegar a sus verdaderas causas, explicarlas adecuadamente y sugerir las medidas más acordes para su solución.
El libro es el fruto de una minuciosa investigación desarrollada por el autor con la cual perseguía no sólo estudiar los actuales aspectos del hambre y la desnutrición que padecen millones de personas en todo el mundo, sino que también buscaba descentrar las raíces históricas de esta calamidad.
La rigurosidad y multidimensionalidad con la que el autor acometió la tarea no constituyeron elementos que le impidieran presentar sus resultados de una forma amena y asequible a cualquier lector que se aproxime a esta obra. No obstante, el autor no ha hecho concesiones a una vulgarización de la temática.
Además de una sólida argumentación teórica de sus consideraciones, los lectores encontrarán en la obra del Dr. Morales González una aceptable cantidad de datos que les permitirán apreciar en toda su crudeza la extensión planetaria del hambre y la gravedad alcanzada por la desnutrición.
En este sentido, consideramos que esta obra es un adecuado aporte a la divulgación y estudio de tan importante y execrable flagelo que, a pesar de las numerosas estrategias, compromisos, análisis, declaraciones y conferencias internacionales que se le dedican, sigue siendo una realidad latente e indicativa de la naturaleza injusta e irracional del actual sistema de relaciones económicas y políticas internacionales.
Dr. Silvio Baró Herrera
Profesor Titular Universidad de La Habana
Profesor Titular Instituto Superior de Relaciones Internacionales – Cuba
Investigador Titular Centro de Estudios sobre África y el Medio Oriente – Cuba
Marzo del 2006
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